Margarita
Barrera Caballero
Titular Jazz – Contemporáneo
Soy originaria de Caborca, Sonora. Desde muy chica me gustaba apuntarme en todas las actividades de mi escuela relacionadas con la expresión, desde oratoria hasta teatro –pasando por danza, poesía, dibujo y escolta-. Entre más pasaba el tiempo, iba encontrando un gusto enorme por transmitir lo que ocurría en mi interior, con mis emociones, sensaciones y formas de pensar. Expresar era lo que me movía.
A los cuatro años conocí a la maestra Maribel Denogean con quien acudía religiosamente a clases de baile, hasta que en cierta etapa de mi vida renuncié a ellas, pues consideraba que si yo no lograba ser la mejor bailarina de nada servía tanto sudor, dolor y sacrifico de horas de juego y amigos; me bastó un año para darme cuenta de mi error, todo en mi vida terminaba bailando, la danza estaba en mis pensamientos, en mi cabeza y en mi corazón.
Al retomar mis clases de danza encontré sentido al movimiento, descubrí una conexión con mi cuerpo, mi mente y mi alma, era algo no tan común con las otras niñas con las que compartía el salón de clases…
La maestra Soledad de Cañez -una maestra joven apasionada por la danza hawaiana y el tahitiano- me llevó a lugares a los cuales yo jamás pensé que llegaría con mi danza, esta sensación empezó a gustarme así que me llené de entrenamientos y ensayos, la casa de la cultura Abigael Bójorquez fue por muchos años mi casa, el hogar que me vio crecer.
Decidí hacer de la danza mi profesión y estilo de vida, por lo que llegado el momento, me mudo a la ciudad de Hermosillo, Sonora en busca de la posibilidad de estudiar la carrera de Artes Escénicas en Danza Contemporánea y cumplir mi sueño.
Imaginarme estudiando danza era para mí dibujar nubes en el cielo, era creer que todo saldría a la primera, que no habría exigencia que no aguantaría, la pasión me desbordaba por el pecho, pero a veces los pasos no salían y a medida que iban avanzando los semestres la situación se iba haciendo más difícil… bailar todo el día no era todo, había que sobrevivir a la vida de foráneo, ser independiente, entrenar el cuerpo y aplicar todo el conocimiento teórico durante más de 10 horas contínuas; pero tenía la convicción de que eso era lo que quería hacer para el resto de mi vida. Dos pilares enormes en mi vida: mi pa´ y ma´ no me hacían dudar ni un segundo, pues compartían conmigo el gusto por la danza y soñaban con que yo realizara mis sueños, los cuales sigo realizando gracias a su motivación y cariño. Sin embargo no todo era amargura y tristeza, la danza así como en la etapa principiante de mi vida me continúa llevando a lugares, momentos y grandes personas que no cambiaría por nada.
Además de contar con Licenciatura en Danza Contemporánea he tomado diferentes estilos y técnicas como ballet, jazz moderno, fusión, capoeiras, técnicas contemporáneas mixtas, yoga y Pilates. Mi travesía en la danza me ha llevado a tomar clases con maestros como Luisa Castro, David Barrón, Adriana Castaños, Silvia Salazar, Hugo Carrera, Jan Erkert, Ángeles Martínez, Zygfryd Rzysko Gidaszewski, todos y cada uno de ellos fueron mis propulsores en el arte escénico.
Hoy en día me encuentro como Directora Académica de la escuela Corpus Danza en Torreón Coahuila, en donde sigo aprendiendo y creciendo de la mano de mis compañeros Directores Sara Collier y Luis Fernando López Ramos, además soy docente de la carrera de Artes Escénicas de la Universidad Autónoma de Coahuila.
El reconocimiento del público siempre será un alimento para mí como artista, no en el sentido de si lo hago bien o mal, si no en el verdadero sentido y valor que el arte nos ofrece al poder mostrar una visión particular del mundo, compartir con los demás ideas, emociones experiencias de vida. Parte de esta gratificación ha sido ser acredora de diversos premios y reconocimientos como coreógrafa y bailarina por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes del Estado de Sonora, Durango y por el Fondo Nacional de las Artes.
Tomé la decisión de hacer mi vida la danza, de luchar por este movimiento expresivo para generar públicos y compartir con la gente olvidada, en la ciudad, con mi familia, mi bebé y el amor de mi vida, porque estoy convencida de que la danza es cultura, es sensibilidad y es para todos.